domingo, 15 de noviembre de 2009

la historia de una h que no queria ser muda

Que nada ni nadie me comprenda,
que si, que se que soy irracional,
ue no pienso, que actúo...
Que muero por sentir, y muero si no siento.
Que soy pura pasión, que el impulso es mi latido, y mi sangre adrenalina.
Puro torbellino, que cambia cada día.
Que odio la perfección, no tengo vocación,
no me conozco ni yo.
Soy un vendaval de risa,
un huracán de sentimientos...
una veleta sin norte.
Soy el último aliento,
el último beso,
la primera caricia.
Mi alma es azul, clara transparente.
Que tengo el corazón con parches,
y mi sentido común, guardado bajo llave.
A veces lúcida y otras poco cuerda,
que soy un extremo, un opuesto...
Muerdo,
pego
y me enfado,
beso,
toco,
acelero.
Que soy un coche sin frenos.
Que si, que lo se, que soy complicada.
Me he dado por enterada.

domingo, 10 de mayo de 2009

IV. Inyección de vida en vena.

...Se sentía exiliada de la vida, se fumó la razón y se bebió su corazón trago a trago. No aguantó mas...

- Me sentía desterrada dentro de mi, me abandoné a mi misma en el camino hacía el mas allá, ¿de que me sirve vivir, si no se lo que es vida?... mas vale cerrar los ojos y dormir.
- No te martirices, es un intento fallido de tantos y tantos, que más da que ahora con lo joven que eres las cosas no te salgan bien... tienes todavía tiempo para rectificar. Cuando tienes esta edad, no te tiene que dar miedo volver atrás, tienes margen de tiempo para actuar a tu favor. No sigas machacándote, de que te va a servir... te volverás loca.
- Para eso te tengo a ti, para que lo evites.
- Te equivocas, yo no nací para ser ningún ángel de la guarda de nadie, eso no existe. Yo nací para acompañarte en tus aventuras y desventuras, y que cuando necesites llorar, secarte las lágrimas, y cuando quieras volar, yo soplar hacía arriba. Es como si fueras de mis entrañas, pero no debes aprovecharte de eso... No puedo hacer mucho mas por ti de lo que hago, que es consolarte, quererte, intentar protegerte... Eres tu la que debes de crecer, ser, y pensar por ti misma. Sabes que acarrea demasiadas trabas, a las que tienes que estar dispuesta a afrontar, por que es lo que toca. Es la vida en si...

Sabias las palabras que rebotaron en mi cabeza y se fueron por donde había venido, nada merecía la pena, si no iba a poder estar algo mejor. No deseaba encontrar la plena felicidad, por que no creía en ella, únicamente pretendía ser un poco menos desgraciada.
También es verdad que no me parecía justo que me encontrara así de mal, era muy egoísta por mi parte, y el mundo estaba demasiado preocupado en arreglar sus cosas. Cómo si de alguna fuerza mayor se tratara, viniera, y me solucionara a mi la vida, no era todo ni tan sencillo, ni mucho menos utópico. Nada merecía la pena, mis sueños estaban hecho añicos, yo misma era pedacitos de nada, y el mundo que me rodeaba era basura. Nada me llamaba a la existencia, nada me retenía, no me movían ansias de cambio, ni ganas de cambiar, no era y no sentía... a nadie le importaba, y mi existencia no era mas que eso... mera existencia. Estaba harta de lamentarme por las esquinas, pero mas harta estaba de no poder hacer otra cosa. No sabía salir de la espiral en la que se había convertido mi vida, era todo demasiado complicado. Pero en el fondo me gustaba vivir. Me gustaba existir, me gustaba ver, sentir, oír... me gustaba ser. Aunque mi vida no llevará ningún tipo de ritmo, todavía quedaba mucho camino que recorrer, en el fondo sabía que estaba deseosa de vivir nuevas experiencias, de salir del pozo que me había absorbido, y sabía que estaba deseosa de preparar mi corazón, para que volviera a latir con la misma fuerza que antes. De repente me sentí como si los muros de oscuridad que me amurallaban desaparecieran, como si me hubieran inyectado vida en vena. Quería ver luz, y estaba empezando a recordar lo que era. Me sentí con garra y fuerza, tenía hambre, hambre de mundo... y eso empezaba a gustarme.

domingo, 26 de abril de 2009

III.

-¿No te das cuenta que apareció de casualidad, que nada estuvo planeado... que todo fue sin pensar?.

-Lo sé, pero llevas meses y meses en tu puñetera madriguera, para nada eras la misma que movía el mundo con sólo soplarlo. Era imposible pensar que algun día llegaran a destrozarte el alma... Eres masoquista, ¡Sí! es eso, te envuelve un halo de masoquismo, en realidad te gusta estar así... no le encuentro otra explicación.

-Tú, no sabes nada, no sabes lo que es sentir, lo que es querer con las entrañas, no sabes lo que es la sensación de un pinchazo en la boca del estómago cuando de verdad te hieren. Únicamente te dedicas a castigarme, cuando no sabes lo que es estar como yo... No es justo, lo sabes. Pero en realidad nadie sabe la manera de ayudarme, y tu crees que es la mejor forma, pero tu terapia de choque no funciona, lo sabes... llevas meses intentándolo¿y de que ha servido?... de NADA!

- Sinceramente, creo que el martirio que tienes tu sola, te lo mereces por IDIOTA. Se te avisó, se te dijo, y tu por cabezona, hasta que no te chocaste contra el muro... no paraste... no paraste quieta. Te arrastraste, mientras te pisoteaban, te aniquilabas tu solita. Demasiada frustración junta para que la puedas entender, es muy duro ver a alguien destruirse de esa manera, por cabezonería...

-¿Crees que fue cabezonería, enserio?, me has demostrado, que no me conoces, y mucho menos, no eres capaz de conocer los límites de lo que podemos llegar hacer para que nos quieran algo. No entiendo como lo podéis hacer... como podéis no sentir, no querer, como protegéis vuestro corazón... como no sufrís... ¿Cual es vuestro secreto?...

La conversación siguió y siguió. Todo llevaba al mismo punto. Yo era masoquista, yo era la que me destruía, nadie, nadie me conocía. Estaba harta. Y no me quedó mas remedio que irme a mi habitación cerrar la puerta... y pensar.
Sin movimiento, perdiendo el tiempo me disponía a beberme el último pensamiento... e intentar dormir, aún a sabiendas de que cerraría los ojos, y aparecería. Tan precioso que me dolería, y sería como los demás. Mantendría el silencio callado por una madrugada mas, y sinceramente no creo que aguantara por mucho tiempo escondido. Me daba miedo, miedo de que estallara, de que las frustraciones se escaparan, y se mostraran al mundo.
Sin embargo, y aunque soy consciente, todavía estoy viviendo una farsa. Durante meses, me he encerrado por banda, me he encasillado, he creado mi propio sitio, me he aislado y me he protegido. Eso no puede ser bueno, y sin embargo es lo mejor que puedo hacer para intentar que mi vida, cogida con pinzas no se caiga de nuevo, y desde luego no me la pisen, como pasa siempre. Al fin y al cabo, su parte de razón lleva, cuando me dice esas palabras tan duras...
Estoy harta de vivir en esta situación, pero no me queda otra... estoy en punto muerto. Si me empujan hacía atrás caigo, si estiran de mí ando. Me dejo llevar por los vendavales, y únicamente me envuelvo en una coraza que no deja pasar el daño. Tan triste como eso, tan real... como mi vida misma.

II.

Entonces recordé. Sabía que estos últimos meses, parecía estar enferma de alzhéimer ya que eso de recordar me parecía una tarea tan sumamente dolorosa que no merecía la pena intentarlo, pero esa tarde, algo que aún hoy no se lo que fue, desencadenó mis ganas de cambiarle el chip a mi vida, de crear mi propia esperanza sin necesidad de creer en las palabras de los demás. Entonces recordé.
No duró ni un instante. Me di cuenta que llegaba tarde, que me tocaba salir por la puerta, seguir con la misma rutina de siempre, que me encadenaba a mi angustia y no me dejaba respirar. Todas las mañanas igual, sentía que había tocado fondo, que ya no aguantaba mas, que sostener mi vida con pinzas era demasiado peligroso para mi, pero como ya digo, esto solo dura un momento.
Nunca podremos llegar a saber la capacidad de sufrimiento que tiene un humano, sinceramente, creo que cuando llega al límite... se muere. Se muere de pena. Yo ya estaba rozando la locura,sabía mi vida era un recuerdo, que mi presente estaba ciego, y mi futuro... esa palabra no la encontraba en el diccionario.
Todo era como un laberinto sin salida, no tenia solución, me quede encadenada en el infierno del olvido y allí me quedaría hasta... no se hasta cuando.
Es triste, pero es así. Tiempo, todo el mundo me decía necesitas tiempo. Estos ultimos meses mi reloj interno se había parado, dentro de las fronteras de mi mundo... todo estaba congelado, esperando cualquier chispa pusiera en marcha todo el mecanismo de nuevo...

Sabía que de momento... era imposible.

lunes, 13 de abril de 2009

I.

Males de tontos, consuelo de idiotas.

El surrealismo embriagaba mis venas por momentos. La mezcla de cerveza y agonía no era buena para nadie, y yo la estaba viviendo en mis propias carnes. En estos momentos dejaba que mis dedos volaran por mundos inexistentes, y con solo mi recuerdo intentaran dibujar las líneas de su espalda. Me estaba volviendo loca, lo sabía, pero a mí me daba igual… dentro de un par de años me saldrían canas en las pestañas, de tanto esperar. Sabía que haber desaprovechado la última siesta para irme al lado de su llanto me pasaría factura, pero era algo que tenía que asimilar. Me asustaba tener que aceptar que no podría encontrar la felicidad por mí misma, que se me había puesto el corazón como una piedra, que solo se dedicaba a latir, que ya no sentía. Me deje llevar por la corriente, y ahora estoy medio ahogada y lejos de la tierra, supongo que estas cosas le pasan a todo el mundo.

De momento me conformaba con otro trago de cerveza, y con música de fondo… No debía ser tan difícil superarlo, en el mundo hay cosas peores y la gente sale, pero esto es lo de siempre, males de tontos, consuelo de idiotas. Males de gente que se entrega al ciento diez por cien y le rompen de pies a cabeza e idiota por pensar que gente que no conozco me va a curar la pena con sus penas.

Decidí salir a pasear, que era lo único que me podía animar un poco. El día era gris, llovía, y a pesar del abanico de la colección de paraguas, y el abanico de colores que había en la avenida principal, no ayudaba a la causa, de hacer que una se encontrara un poco mejor. Nunca me gustaron los paraguas, siempre que podía evitaba meterme debajo, realmente experimentaba sensaciones claustrofóbicas allí debajo, no me dejaba ver lo que había fuera, no me dejaba controlar la situación, y si algo me gustaba en esta vida era eso, controlar las situaciones, todo lo que pasaba, todo al milímetro, que las cosas pasaran según lo establecido. Lo que me estaba sucediendo era eso, que desde un año en adelante mi situación, mi vida, se me escapaba de las manos- Y las cosas pasaban sin esperármelas. Eso me disgustaba.

Los planes de mi vida se fueron a la mierda en un tiempo record, y no tenía ningún plan de emergencia con el cual contraatacar, por eso solo me quedó aguantar el chaparrón, sin paraguas… para mojarme más. El masoquismo era algo que formaba parte de mi, a veces pensaba que me gustaba martirizarme, autodestruirme, pero todo el mundo en el fondo somos iguales.

Seguía paseando, mientras pensaba. Cada vez era más pesimista. Sabía que debía creer en tales esperanzas que todo el mundo me quería hacer ver, pero no era así, únicamente me dedicaba a vagar por el mundo, sin molestar a nadie. Paseaba por la ciudad escuchando rock’n’roll, mientras llovía. Mi familia y mis amigos decían que cada vez estaba menos cuerda, lo peor de esto es que me lo estaba empezando a creer. Mientras veía a la gente andar muy rápido, pensaba en lo desgraciada que era ser yo y tener mi puñetera vida, pero ver la cara de esa gente me reconfortaba, sabía que ellos eran mucho más desgraciados que yo. Así que me consideraba fuera del mundo, me transportaba a la estratósfera y flotaba por la urbe, mientras mi cerebro mandaba ordenes de pasear por las calles principales con el proposito de sentirme bien, gracias a la desgracia de ajenos. Pensar en lo que relativamente feliz que fui, y en lo relativamente desgraciada que me sentía. Siempre supe que me ahogaba en un vaso de agua, no estaba acostumbrada a sufrir, crecí en una burbuja translúcida que me deformaba la realidad. Mientras seguía paseando me di cuenta de que mi burbuja explotó, y empezaba a madurar. El proceso era lento, pero cuando empezaba ya no podía parar.